El músico nomade revela la clave de sus giras: "No me molesta dormir en el piso". Boom Boom Kid, el artista antes conocido como DJ Chico Trouble, antes conocido como Nekro, antes conocido como Il Carlo, antes conocido como Miss Muerte, antes conocido como Carlos Rodríguez, confiesa su módica ilusión de posteridad: "Superar a Lee Perry, el hombre con más alias del mundo". Si para las reinas del pop el cambio de nombre hoy es signo de realeza (a Madonna no le digan "Madonna" sino Esther y a Mariah no le digan "Mariah" sino Mimi), para BBK es síntoma del nomadismo mayor.Gorro, guitarra y vincha: él acaba de llegar de una de sus giras largas por la costa Oeste norteamericana, donde vivió en campus universitarios a lo "poeta muerto" y tocó ahí donde pudo, presentado como "Boom Boom Kid y los Gummybears". Esos ositos cariñosos no eran más que "unos muchachos de allá que conocían mi música y querían tocar los temas de Fun People". Todo en la vida de BBK parece nómade: desde su domicilio (momentáneamente sito en la Capital Federal) hasta sus compañeros de banda."A veces uno crea sus propios mounstruos" (sic), escribe BBK en su fanzine Nosotros el cuco y esa autoconciencia de Frankenstein es muy coherente para quien hizo de la autogestión una filosofía de vida. "Me fui solo, corte Chuck Berry, con la valijita", recuerda: "Es una formalidad extraña, en desuso en el under: la gente del reggae o del ska pone un discman y hace karaoke. Pero yo estoy en los años '50, como se hacía el rock & roll".
—Alguien que lleva música en una valijita... ¿habría nacido Boom Boom Kid después de Cromañón?—
Habría sido más difícil porque es una cosa hipócrita lo que hacen el Gobierno y los que manejan el rock. Ahora pasa como en los '70, sólo hay lugar para los grupos que tocan en un estadio o los que tocan en un garage.
—¿Y qué pasa con los chicos?—
Las bandas de festivales no se afectan, pero sí el under y eso va a tener un impacto en la cultura local. Mucha gente que hoy habla en la tele o en la radio nació en el under y lo está asesinando
—¿Qué sentís como músico?—
Fue feísimo lo que pasó, pero lo veía venir. La vida de los músicos es como el cuento de Hammelin: la gente nos sigue, por eso hay que cuidar que no se dañe...Suena adulto BBK ("ejem, pasé los 25"), el músico que reivindica la niñez como paraíso perdido: "No tengo edad para dejar de andar en skate y no me molesta dormir en el piso", decreta y basta como prueba su fanzine, donde entre garabatos escolares impone el estatuto del rockero adolescente y valijero: "A veces algunos te dicen que hay edad para hacer cada cosa y que cada cosa tiene su tiempo y su edad... pobres pobres pobrecitos los que así viven, tan limitados están".
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